De acuerdo con la plataforma especializada Energia Evoluciona, la energía eólica tiene múltiples usos en la cadena agroalimentaria, especialmente en zonas rurales y expuestas al viento. Entre las aplicaciones más destacadas están:
- Generación de energía eléctrica. Las turbinas eólicas pueden alimentar plantas procesadoras, sistemas de refrigeración y otras operaciones clave, disminuyendo el consumo de energía convencional.
- Secado de cosechas. Se emplean secadores eólicos que canalizan el viento hacia cámaras donde se reduce la humedad de granos u otros productos, lo que acelera el secado y minimiza pérdidas por condiciones climáticas.
- Molinos de viento modernos. Todavía se utilizan en tareas como la molienda de granos, especialmente trigo. Incorporan tecnología que convierte la fuerza del viento en energía mecánica aplicada directamente.
- Energía térmica. La fricción mecánica generada por el viento puede aprovecharse para calentar agua o accionar bombas de calor, usadas en la climatización de espacios de trabajo o conservación.
- Ganadería. Las bombas eólicas permiten extraer agua de pozos profundos para el consumo del ganado, optimizando recursos en zonas remotas.
- Producción de hidrógeno verde. Mediante electrólisis alimentada por energía eólica, es posible generar hidrógeno verde, un combustible limpio que puede utilizarse en el transporte de productos alimentarios.
Estas aplicaciones no solo mejoran la eficiencia energética del sector, sino que también lo alinean con objetivos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y el Acuerdo de París. Como parte de la industria y comprometido por un planeta más verde, Grupo Kosmos, el consorcio empresarial de servicios alimentarios más grande de México, también opera bajo estos principios.